LA ISLA DE LAS MUÑECAS
En medio de los canales de Xochimilco, cerca de la Ciudad de México, yace una isla envuelta en un aura de horror y tragedia: la Isla de las Muñecas. La leyenda cuenta que un ermitaño llamado Don Julián, obsesionado con los espíritus de niñas ahogadas en los canales, comenzó a colgar muñecas rotas y desgastadas en los árboles como tributo a sus almas.
Con el paso del tiempo, la colección macabra de muñecas creció y se convirtió en un lugar de culto al terror. Se dice que las muñecas están poseídas por los espíritus de las niñas, que sus ojos siguen cada movimiento y que sus risas retumban en la noche.
Un grupo de turistas curiosos decide explorar la Isla de las Muñecas, atraídos por la promesa de emociones fuertes y experiencias paranormales. A medida que se adentran en la isla, la atmósfera se vuelve opresiva y cargada de un palpable sentido de malestar.
Las muñecas, con sus rostros deformes y sus ojos vacíos, parecen observarlos con una mirada que hiela la sangre. Los turistas sienten que algo acecha en las sombras, que los susurros de las muñecas se transforman en risas siniestras que resuenan en sus oídos.
De repente, uno de los miembros del grupo desaparece sin dejar rastro, sumiendo al resto en el pánico y la desesperación. Mientras intentan encontrar a su amigo perdido, se dan cuenta de que la isla misma parece conspirar contra ellos, con árboles retorcidos que cambian de forma y senderos que conducen a ninguna parte.
Cuando finalmente encuentran al desaparecido, lo encuentran suspendido entre las ramas de un árbol, rodeado por un ejército de muñecas que parecen observarlo con malicia. Con el corazón en la garganta, el grupo intenta huir de la isla maldita, pero saben que nunca podrán olvidar el horror que presenciaron entre las sombras de la Isla de las Muñecas.